sábado, octubre 01, 2005

El papa Impectore tiene nombre

Un papa tras otro, los iban eligiendo como si se tratara de un capitán que va dándole forma a su tripulación. Hombres vestidos de rojo y luciendo capas de magos ocultos. Hasta Merlín estaba entre ellos aunque no lo votaron porque ya estaba viejo. Un papa tras otro como si estuvieran sacando números de lotería: papa "88, 8 y 8, papa 89, 8 y 9". Era increíble, es que todavía no se decidían a quien elegir y el cardenal Impectore empezó a nombrar papas y, como no sabían quien era, no podían saber si este hombre tenía algún poder para tomar estas determinaciones, con lo que lo dejaron hacer, y él hizo. Luego, así como vino, se fue pero el lío perduró y los papas gobernaron, cada uno esperando su turno para hablar, tratando de ocupar el mismo lugar que no le pertenecía a ninguno. Era tal la confusión que todos decidieron taparse el rostro y ponerse como nombre papa Impectore. Por un lado se creía que el cardenal Impectore era ahora papa pero eso confundía con la cantidad de pontífices. Por otro lado se los terminó conociendo como las partes de un solo papa con lo que aprendieron a dar un solo mensaje y a no mezclarse.
Un día hubo una gran fiesta y cada uno de los papas se puso su mejor atuendo para recibir a los pensadores mas grandes de los últimos tiempos, es que Merlín cumplía 600 años y esto había que celebrarlo a lo grande. La fiesta fue increíble y le gustó mucho a Merlín. Parece que esto fue lo que pensó justo antes de irse a dormir, y me animaría a pensar que también pensó que ya podía morir en paz porque apenas se acostó su alma abandonó su cuerpo. El pobre tuvo un funeral precario en cuanto a la concurrencia. Solo lo fue a ver el rey Arturo y los mismos papas. Estos, estaban todos cubiertos por un manto rojo que parecía una alfombra. Lo que ocurría es que todos habían usado sus mejores ropajes el día anterior y, como la muerte fue totalmente inesperada, tuvieron que vestirse con lo más refinado que habían encontrado, que no era ni mas ni menos que este manto. El problema se produjo cuando se dieron cuenta que en el manto no cabía solo uno y que era el único manto refinado que tenían para la celebración por lo que, luego de tanto discutir, todos se pusieron debajo de esta especie de mantel. Cuando el sacerdote que precedía la misa pidió que el papa dijeras algunas palabras, todos se pusieron a hablar, uno encima del otro, parecía que los problemas de comunicación entre ellos volvía a reflotar. De repente no se entendían y a los pocos segundos se comenzaron a gritar de todos, unos comenzaron a criticar a otros por problemas cotidianos como que unos se dormían en las misas, otros decían que algunos no hacían su cama y que se hacían los piolas, en fin, salieron un montón de dilemas que hizo que se armara un griterío. Hasta que uno de ellos se animó a callarlos a todos y a decir que estaba siendo muy egoístas ya que estaban ahí para conmemorar la vida de un gran hombre, no para hablar de ellos. Luego les recordó a los papas lo difícil que fueron los primeros días de gobierno, ninguno se escuchaba y la convivencia era terrible. Pero un hombre que les habló de cómo tratarse y de que se tenían que escuchar los ayudó mucho. Luego les preguntó a todos los papas cual era la razón por la cual habían aprendido a llevarse bien durante bastante tiempo, sin que hubiera peleas de ningún tipo. Y poco a poco empezaron a coincidir que era Merlín el que siempre les daba ideas para no pelearse, era el que había dispuesto que se bañaran por turnos y por un tiempo determinado y no cuando quisieran. Fue el que les enseñó a fijarse en ayudar al otro antes que en ellos mismos, les enseñó a como ser papa sin creerse superiores a nadie; a no dejar a un papa solo cuando no le sale la homilía, a despertarlo con amor cuando alguno se duerme en una misa porque está muy cansado. De repente todos hicieron un silencio que luego se rompió con algunos sollozos. El papa que había estado hablando antes, terminó diciendo que Merlín fue el verdadero papa a fin de cuentas, y que ellos solo fueron una imagen de él... bah, en realidad una pequeña y diminuta sombra de él. Este papa terminó mirando la tumba de Merlín y diciendo gracias. Todos hicieron lo mismo y se fueron en paz.
Tiempo después Merlín fue trasladado a la tumba en donde se coloca a todos los sumos pontífices y fue honorado como tal. Hasta hoy hay largas colas de gente que no deja de ir a visitar su tumba y pasar un rato en silencio con este santo oculto, el único y verdadero cardenal Impectore.