lunes, julio 11, 2005

Un día con Macarena

Cae la noche iluminada por el sueño en el que te descubro entre los jardines eternos de la paz y la perfección. Te llevo al mundo por el camino del silencio, solos, vestidos por nuestros propios cuerpos. ¿Estaré soñando? Porque no quiero despertar. Tu partida se hace inevitable, tu cuerpo se hace luz mientras el sol aparece. Es el comienzo de un nuevo día en el que todo termina. Ya no hay rima. No existe poesía.

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